Por desgracia este Purple siempre lo recordaremos Rosana y yo. El viernes, a las 21 horas, cuando estábamos listos para acudir a ver a Dean Parrish recibí una triste llamada para avisarme de la muerte de un amigo; así, de repente. A cinco horas de tu hogar no sabes qué hacer ni cómo reaccionar; salimos a la calle, fuimos al pabellón preguntándonos porqué, cómo era posible, y vimos el concierto (inmenso) como si ésa llamada hubiese sido una broma, un error, algo imposible. Durante toda la noche pensé en lo mismo; hay que disfrutar el momento y vivir la vida a tope sin matarnos la cabeza por todas las estupideces que a menudo nos preocupan. Ayer volvimos a Zaragoza para despedirnos por última vez de Igor, un amigo que se ha ído de repente, de golpe; un mazazo para todos nosotros. Hoy no me apetece contar nada del Purple, ni poner las fotos, quizá mañana lo haga; por desgracia éste Purple no lo recordaré por mi foto con McLagan o por la emocionante actuación de Parrish, sino por la muerte de un amigo. Así que disfrutar la vida a vuestra manera y no os preocupéis de nada más.
David
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