9 de la mañana, sábado, nos juntamos en la gasolinera de San Lamberto a tomar un café antes de salir. Quince minutos después Sergio me manda un sms diciendo que le esperemos, que llega en un momento; le esperamos. Cuando llega notamos que empiezan a caer unas inofensivas gotas de agua así que nos ponemos las prendas impermeables por si acaso.
9:45 Arrancamos las motos Sergio, Javi, Jorge, Eduardo, Jóse, Joaquin y yo; Jóse y Joaquin no venían al rally pero querían acompañarnos hasta Tudela para hacer kilómetros. Sólo unos metros después, apenas unos segundos tras arrancar las vespas, empieza a caer sobre nosotros la de Dios es Cristo así que Jóse y Joaquin nos dicen que hasta luego Lucas y se vuelven para casa mientras nosotros nos salimos de la carretera y nos refugiamos debajo del portal de un restaurante a esperar que amaine un poco; y yo sin chubasquero, con pantalón de agua sí, pero sin chubasquero.
10:15 Parece que la intensidad de la lluvia decrece así que decidimos salir porque, entre otras cosas, el rally empieza a las 12 y tenemos una hora de camino más la correspondiente parada en el hostal a dejar las bolsas y acudir a la inscripción. O sea, hay que salir sí o sí; salimos y yo con la bomber calada.
10:30 Eduardo, Jorge y yo paramos en la gasolinera de Alagón a esperar a Javi y Sergio que, incomprensiblemente, se han quedado atrás. Minutos después aparece Sergio con la noticia que presagiábamos: la T5 de Javi pega tirones y apenas puede correr, así que Javi se ha dado la vuelta a casa a coger el coche. O sea, hora y media después de haber quedado en el punto de encuentro, estábamos en Alagón, mojados y con una baja en nuestras filas. Viajes flamingo, un estilo de vida.
11:30 Entramos, por fin, a Tudela. Desde Alagón hasta la localidad navarra no tuvimos agua pero, como no podía ser de otra manera, tuvimos al Cierzo de cara. Llegamos al Remigio, dejamos las cosas en las habitaciones y a la calle Herrerías a inscribirnos.
12:30 Después de inscribirnos, juntarnos con Antonio y Asun que llegaron el viernes, saludar a la gente de Tudela y zamparnos el bocata de tortilla junto con la birra a la velocidad de la luz, comienza el rally. Javi ya ha llegado y va en el coche con Goyo, Maritere y Dani Sangüesa cuya vespa ha petado de camino a Tudela.
Desde éste punto no recuerdo los horarios concretos, pero, tras hacer la parada de rigor a poner gasolina comenzamos una ruta que en mi opinión fue fantástica, perfecta para ir en scooter. La nota graciosa fué que la parada intermedia se hizo en el mismo lugar donde hace unos meses tuvimos el episodio de la nieve: el Moncayo. Sí, la ruta transcurrió por Navarra y Aragón y de vuelta para Tudela pudimos disfrutar del Moncayo en vespa y sin nieve; mereció la pena.
15:15 Nos sentamos a comer, reponemos fuerzas, refrescamos la garganta y nos reimos como siempre. Tras la comida vino el preceptivo y reglamentario ritual de premios y regalos en el que el Flamingo Scooter Club se llevó el premio al club más numeroso mientras que Antonio fué agasajado con un trofeo honorífico cuyo motivo no recuerdo. Luego en los regalos, por nuestra parte fueron agraciados Antonio, Asun, Maritere, Goyo, Eduardo y Sergio. Si no recuerdo mal Jorge y Javi no trincaron nada, y yo tampoco. Otra vez será.
18:30 Llego al Remigio con la sana intención de dormir un poco (los demás, salvo Jorge, se quedan en una terraza "cubateando") no sin antes comprobar en el teletexto que el Real Zaragoza va 0-0; bien, "no perdemos" me digo. Diez minutos después comienza en la plaza de los Fueros (a escasos metros del hostal) la prueba de sonido de El Efecto Mariposa, grupo que por la noche va a tocar en dicha plaza pues Tudela está en plenas fiestas de la verdura.
19:30 Estoy sentado en la cama como un zombie mirando fijamente el teletexto; el Real Zaragoza gana 0-1 y obviamente El Efecto Mariposa me ha reventado la siesta. Venganza.
19:55 Acaba el partido, seguimos vivos, así que me voy a la ducha. Cuando salgo llega Javi con la intención de tumbarse un poco para descansar....a las ocho de la tarde. Los horarios de los eventos escuteristas son así.
20:30 Jorge y yo estamos en la calle tomando unas cañas en el Lizarrán, luego nos pasamos a un bar de al lado a repetir operación y de ahí a una terraza a beber pintas de Guinness. A dicha terraza van acudiendo poco a poco el resto de la tropa flaminga y unos escuteristas navarros (Roberto, Josetxo y otro mozo) que se sientan con nosotros.
Sobre las 11 de la noche o quizá antes entramos en el B-Club, un local de dimensiones sencillas, bien acondicionado y con una pequeña pista de madera, donde estaban ya parte de la organización, Miqui Puig y algún escuterista. Enseguida Juan me presentó a Miqui Puig y estuvimos comentando brevemente, junto con Iban, la música que llevábamos, cómo ibamos a turnarnos, cosas de fútbol, cosas de mods...etc. El catering de la cena fue escaso por motivos ajenos a la organización pero al menos pude enganchar algún pincho y un par de croquetas, suficiente para matar el gusanillo.
Abrio la noche musical Miqui Puig y la verdad es que hizo una buena sesión, bailable y dentro de los estilos que nos gustan. La fiesta estaba animada, había gente y se bailaba. Es curioso pero, el año pasado hubo más gente en el rally y sin embargo por la noche no acudió demasiada; sin embargo éste año ha sido al revés. A las 2 de la mañana y tras el susto previo de una hora antes con las agujas, que no funcionaban y el del garito tuvo que cambiar, entré yo a los platos y viendo como estaba el panorama fui a lo directo, fácil y contundente: northern soul para bailar. Y creo que lo conseguí, la gente siguió bailando, Miqui Puig se puso a hacer lo propio junto a la tropa flaminga y yo disfruté como un enano. Misión cumplida.
Iban tomó el relevo a base de r&b para completar el abanico de estilos y la fiesta siguió su curso hasta que Puig retomó los mandos para la sesión final levemente alterada por un garulo bolingas que quería otro tipo de música. El garulo finalmente se largó, por el bien de todos y colorin colorado el allnighter se ha acabado.
5 de la mañana, me meto en la cama con la cabeza como un tambor de Calanda mientras Javi ronca atronadoramente en la cama. Aún así me quedo roque en cuestión de segundos.
El domingo fuimos formales y a las doce estábamos todos en el mostrador pagando religiosamente. Bueno, todos no, Jorge se había largado una hora antes porque tenía comida familiar. Fuimos a un bar cercano a tomar algo y poco después llegaron Antonio y Asun. Hablamos sobre comer en Los Caracoles y la respuesta fué unánime pero nuestro gozo en un pozo; llamamos y nos dijeron que estaba petado, no había sitio para cinco escuteristas hambrientos como lobos, así que decidimos tirar para Zaragoza y parar a comer donde fuera, en Remolinos, Tauste o Alagón. Javi se fué por su cuenta, pues también tenía comida familiar, y Sergio, Antonio, Eduardo, Asun con la furgo y yo pusimos rumbo a casa.
Finalmente el lugar elegido fue Alagón, en un sencillo bar donde comimos unos platos combinados y nos reimos un rato recordando el día anterior y viendo las fotos del móvil de Antonio. De ahí salimos a la autovía y minutos después, tras habernos separado de Antonio y Asun, entrábamos a Zaragoza, cansados, con un evento más en el cuerpo y con la satisfacción de haberlo pasado muy bien. ¿Por qué nos gustará tanto esto?
El Doctor
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