lunes, 22 de junio de 2009

Rally de Euskadi 2009: crónica

Escribo estas líneas cansado, con agujetas y sueño acumulado y es que estos fines de semana escuteristas te dejan el cuerpo del revés debido a los kilómetros acumulados sobre los riñones y las pocas horas de descanso; pero qué bien que nos lo pasamos, que nos quiten lo bailao!

El viernes salimos sobre las 12: 30 el grueso de la expedición (Jóse, Jorge, Chute, Juan, Sergio y yo) en dirección Vitoria y por la ruta de siempre. Hubo suerte con respecto a la lluvia ya que el cielo presagiaba que nos mojaríamos pero no fue así aunque el viento de cara lo tuvimos todo el rato. El viento y mis malditos puños escurridizos me jodieron todo el viaje (aunque mi tubo de escape no sea del agrado de mis compañeros de ruta…) pero lo importante es que el trayecto fue ligero y sin incidencias por lo que a las 15 nos sentábamos a comer en Lodosa; nos habíamos quitado más de media ruta.
Después de zamparnos el casero y abundante menú (aunque un pelín caro) seguimos camino tranquilamente ya que tan sólo nos quedaban unos 90 kilómetros y sobre las 17:40 entrábamos en Vitoria a la vez que empezaba a llover. Una vez en la ciudad nos dividimos ya que unos nos alojábamos en el Gobeo y otros en el Canciller; los del Gobeo llegamos enseguida al hotel gracias a que Jóse se había estudiado perfectamente el itinerario. Nos registramos en el hotel (a la vez llegaba Rosana que venía en bus) y a la ducha porque queríamos estar pronto en el punto de encuentro, el Bar Urban Concept. Cuando llegamos al garito, tras un pequeño incidente de Jorge con la policía local, ya había bastantes escúters en la puerta lo cual me sorprendió porque no eran ni las 20 y hay que tener en cuenta que era día laborable; estaba claro que la concentración iba a ser numerosa. En la puerta del Urban estaba otro escuterista maño, Garris, saludos de rigor y para adentro a formalizar las inscripciones y recoger los regalos. La sala era muy chula y amplia y estaba perfectamente decorada con carteles del Rally de Euskadi aunque la joya del lugar era la Lambretta "Heineken" de Rubén de Vitoria expuesta sobre una tarima; preciosa.

Al rato la organización nos llevó por un amplio recorrido urbano, en el que íbamos un montón de escúters, con dos paradas. La primera fue en el Bar Toloño donde la jauría escuterista teníamos preparados canapés y cañas. Como os podréis imaginar aquello fue la guerra y yo tan sólo pude capturar un canapé y beberme una caña que me pasó Garris; empezaba a cundir la impresión de que íbamos a pasar hambre…
Seguimos callejeando y llegamos a la segunda parada, otro bar cuyo nombre no recuerdo y en el que nos obsequiaron con morcilla, chorizo, patatas y birras que fueron engullidas en un abrir y cerrar de ojos. En dicho bar aparecieron Esteban y Goyito, que habían salido de Zaragoza a las 16:30, completando así la expedición maña mientras comenzaba a caer de nuevo ésa fina lluvia que parece que no, pero sí.
Del garito éste nos fuimos unos pocos (el resto siguieron tomando cañas y vinieron poco después) al Urban para ver el concierto de los Acapulco Gold Diggers, buen grupo vitoriano que se marcó un animado concierto; la verdad es que estuvieron muy bien. Luego empezó la sesión de pinchas pero poco puedo contar porque Rosana y yo nos retiramos pronto…aunque Jorge y Juanito se retiraron antes, a las doce, lamentable.
El sábado por la mañana desayunamos pronto y nos plantamos en el Urban antes de las once. Poco a poco llegaba la gente (entre ellos Mikel e Izaskun y Alberto) y cada vez había más escúters de todos tipos, vespas y lambrettas, estilo racing, estilo mod, clásicas, automáticas…un huevo de motos. A destacar las francesas (una con doble depósito, otra con refrigerador, otra que parecía sacada de un corral…) y alguna lambretta hipermod.
Almorzamos, sacamos fotos, saludamos a gente de aquí y de allá y a eso de las doce y media si no me equivoco comenzó el rally. Creo que estábamos unos doscientos inscritos y la verdad es que mirabas a todas partes y sólo veías escúters, por no hablar de ése bendito olor a aceite que se formó. La ruta fue bonita, apta para correr (los franceses volaban) y se alargó estratégicamente con dos paradas, una para poner gasolina y otra para reagruparse de tal manera que a las 15 llegábamos al hotel Gobeo (el nuestro) para comer. Tardamos en sentarnos porque como llegamos en plan Atila y éramos tantos pues hubo que esperar unos veinte minutos para acceder al comedor, pero bueno, en cuanto nos sentamos devoramos el pan y le dimos al vino que es lo que se suele hacer mientras uno espera a que le sirvan, ¿o no? A mí la comida me gustó, la verdad, pero en el seno flamingo hubo discrepancias al respecto y es que nunca llueve a gusto de todos. Respecto a la entrega de premios pues la verdad es que no nos enteramos mucho porque al maestro de ceremonias no le entendíamos un pijo de lo que decía, bien porque no vocalizaba adecuadamente o bien porque estábamos a distancia pero vamos…que más o menos me enteré de que el escuterista más lejano fue el señor portugués que va a todos lados (tiene mérito el hombre), que la mejor vespa era la de un francés y nada más. Luego hubo sorteo de regalos y la verdad es que Rosana y yo tuvimos suerte: un polo y camiseta Ben Sherman. Bueno, suerte tuvo ella porque el polo (guapísimo) es talla S…o sea que se lo queda; yo me conformo con la camiseta XL a la espera de que encoja un poco. Finalizado el espectáculo la gente se fue a la gymkana y un servidor y parienta, como es costumbre, se fueron de minisiesta, eso sí, los otros tres flamingos que se alojaban en el Gobeo sí que fueron a la gymkhana…así iban luego.
Tras la minisiesta nos piramos en busca de acción, o lo que es lo mismo, bajamos al centro de Vitoria al encuentro del resto de tropa flaminga (con Pili recién llegada) más los colegas vitorianos. Tomamos unas cañas, luego unos pinchos y bocatas y a la fiesta. Cuando llegamos a la sala New Oasis tuvimos que hacer tiempo porque el grupo había llegado tarde a la prueba de sonido y los mozos aún estaban afinando pero bueno, no hubo que esperar mucho y además a estos tipos, Los Teenagers, se les perdona todo porque, señores, qué concierto, se salieron, es más, el cantante salio literalmente a hombros por la puerta grande. Qué gran banda la granadina, tenemos suerte de contar en España con un grupo así, os lo aseguro.
Luego vimos pinchar a Diego de Madrid y a Fran y Bea de Vitoria y a eso de las dos nos piramos a dormir porque estábamos reventados. Por supuesto algunos de los nuestros se quedaron al pie del cañón.

El domingo otra vez nos levantamos temprano para desayunar bien y preparar la vuelta con tranquilidad. Rosana se volvió de nuevo en bus y los del Gobeo (Jóse, Jorge, Juan y yo) acudimos a la gasolinera donde habíamos quedado con los del Canciller (Sergio, Esteban, Goyito y Chute) para volver a casa. Pero como éstos tuvieron unos imprevistos de última hora los cuatro del Gobeo nos fuimos por nuestra cuenta ya que Juanito tenía que estar a una hora prudente en Zaragoza. Salimos con el viento de culo, y con mis puños arreglados, y arreando a 90-100 nos plantamos a las 14:15 en Lodosa. Como no estábamos cansados e íbamos bien de tiempo decidimos seguir rodando hasta que dieran las 15 para parar a comer…y ahí estuvo el error. Paramos varias veces en los kilómetros posteriores y nos encontramos con un pueblo en fiestas, un restaurante lleno, otro pueblo en fiestas, otro restaurante lleno por boda…hasta que al final llegamos al restaurante Los Abetos de Valtierra a las 15:10 donde nos sentamos a comer…de milagro. Y digo de milagro porque, como resulta que en dicho lugar se encontraba un tercio de la población mundial, pues hasta las 16 no nos sirvieron. Lo gracioso es que mientras esperábamos llegaron el resto de flamingos los cuáles habían sufrido los mismos inconvenientes que nosotros para parar a comer. Total, que al final toda la expedición comimos juntos y juntos llegamos a Zaragoza sin incidencias y sanos y salvos.

Otra muesca en la culata.

Tranquilos que pondré fotos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Los Teenagers no llegaron tarde, tambien tuvieron que esperar, os lo aseguro. Un tiron de orejas para el tecnico de la sala!!!

David dijo...

Bueno vale, no sé quién eres pero veo que estás informado/a. Lo que realmente pasó es que la persona que tenía que recogerlos se quedó dormida y los fué a busca una hora más tarde. Eso sí, ésa misma persona enmendó la plana arreglando el sonido del concierto o lo que es lo mismo, apoderándose de la mesa de mezclas ya que el "técnico" en realidad no lo era. Bien por "ésa persona"!!!

Anónimo dijo...

Yo no fuí a la Gimcana por lo que mi estado era de perfecta revista,jajajajaj(hora y media de siesta lo aseguraba).
Juanflamingosc