El pasado fin de semana dos miembros de Vulcan Zaragoza Scooter Secta se acercaron a la capital del Reino para disfrutar del rally castizo, en lo que ha sido la primera salida oficial de Vulcan Zaragoza desde que creamos dicha secta. Sergio nos cuenta como fue la cosa:
Este finde estuvimos en el Rally Castizo que se celebraba en
la capital. La verdad es que como últimamente no acudíamos a muchas
concentraciones, esta la cogimos con muchas ganas. Nuestro periplo comenzó el
viernes por la mañana a las nueve, hora que habíamos elegido para salir, aunque
tratándose de un viaje en el que yo asisto, esta hora se retrasó hasta las diez
y algo...también hay que decir que como íbamos con el remolque, nos costó
un ratillo cargar las motos. Sobre las dos más o menos y con un viaje
tranquilo, llegamos al hotel y tras descargar las motos y equipajes, nos dirigimos
a comer a un restaurante que habían reservado unos amigos de Juan. El
restaurante era de comida típica de Nueva Orleans regentado por tres
orientales, en el cual, algún colega no hubiese probado ni el pan...
Tras la comida y unos
cafeses y cubatas nos fuimos al hotel para cambiarnos y acudir al punto de
encuentro que se encontraba en la calle Limón (curioso nombre). La primera
impresión fue un poco de incertidumbre ya que en el lugar elegido estaban los
dos organizadores y tres o cuatro personas más. Tras tomar unas cañas nos
encaminamos a la sala Galileo donde se iba a celebrar el primer concierto programado
en este Castizo. La ruta urbana la hicimos tan solo unas ocho motos, esta
transcurrió por el barrio de Malasaña, Gran Vía y otras zonas castizas de
Madrid, también decir que el marica de Juan acudió sin moto a la salida e hizo
la ruta en metro, sin comentarios...
Tras el concierto del
grupo Airbag, el cual metía bastante caña en directo y la gente estaba como
loca, fuimos al Scooters Bar donde los organizadores habían preparado una cena
catering con cerveza AMBAR incluida!! y posterior pinchada en la que los djs
nos animaron con sonidos típicos scooteristas. La noche no fue muy larga para
nosotros y sobre las dos nos recogimos para así intentar estar frescos para el
sábado.
El bar elegido para
la salida del sábado estaba muy cerca de nuestro hotel, y no sé si por este
motivo o por otro, ha sido el rally en el que más pronto hemos llegado al punto
de encuentro porque al llegar tan solo había una moto!! Esto nos permitió
desayunar tranquilamente mientras llegaba el resto del personal con los organizadores
incluidos. La salida nos iba a llevar hasta Daganzo donde estaba preparada la
comida, la ruta transcurrió entre túneles de la M30 y alguna que otra pérdida
por la ciudad como la que protagonizó Juanito al que no vimos hasta la parada
del almuerzo ya cerca de Daganzo. El personaje en cuestión se perdió junto con
Xuan, o sea que os podéis imaginar a un asturiano y un maño perdidos en la ciudad,
vamos como Don Paco Martínez Soria en sus pelis...
Tras un almuerzo
reparador con paella, patatas guisadas, y una especie de ensalada de pasta,
todo ello acompañado con sus cañitas, nos dirigimos al restaurante donde
comimos en buena compañía hasta el retorno a la capital, volviendo en plan
marica el último por la autovía para digerir unos pacharanes en el Scooter Bar.
Casi sin respirar,
nos dirigimos al Bar La Mañica, en las proximidades de la Sala Galileo para
cañear y acercarnos posteriormente al concierto de Los Disparos y Brighton 64,
no sin perder ojo al partido de los coruñeses pero sobre todo de nuestro Real
Zaragoza, que muy penosamente fue carne de segunda.
Sinceramente, los
conciertos muy buenos. Los Disparos no
los conocíamos pero sonaron bastante bien. Sobre los Brighton qué decir de
ellos, espectaculares, lo dieron todo, con un público entregado y cerrando el
concierto con su canción más conocida La Casa de la Bomba.
Nos pudo el hambre, y entre los dos conciertos salimos a
cenar y a certificar el descenso, y en ese intervalo entregaron los premios, y
para mi desgracia para una vez que me dan un premio individual, en este caso
mejor Scooter Custom no estoy presente. Después de esto, el clásico allnighter
en el que sonó muy buena música y en el cual disfrutamos hasta altas horas.
El domingo amanecimos
poco antes de las doce ya que nos echaban del hotel y tras un desayuno con una
mañana espléndida, intentamos contactar con el bueno de Román que nos había
prometido llevar de cañas por unos bares estupendos, pero el pobre con tanto
ajetreo amaneció muy tarde y no fue posible. No obstante decidimos quedarnos a comer
en Madrid y elegimos para la comida un clásico de la escena madrileña, Casa
Mingo, que mucha gente conocerá, y tras una comida ligera a base de callos, cabrales,
chorizo a la sidra y tortilla de patata todo ello acompañado de sidra, y unos
cafeses y helado en una terracilla frente a Mingo cargamos las motos y rumbo a
Zaragoza.
Desde aquí,
agradecemos a la organización por un finde estupendo, por todo su trabajo, el
cual sabemos que es duro por experiencia y en espera de otra posible visita a
la ciudad.
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